martes, 8 de diciembre de 2009

La Nueva Bohemia

"El vanguardismo, el dinero, la posición, lo chic e incluso la idea de la sexualidad en los años 60 tenían implicaciones en el mundo del Pop Art. El sitio, sin duda alguna, era la galería de Leo Castelli en el número 4 de la calle 77 Este. Castelli contaba con Johns, Lichtenstein, Warhol, Robert Rauschenberg, James Rosenquist, los más importantes. Era allí donde entonces se daban los retoños de la cultura, las hermosas jovencitas de caderas en guardia, divididas en hemisferios por las costuras de los recios pantalones tejanos, que asaetaban con mohines culturales desde sus pequeños ojos egipcios.

Sólo Dios sabe los bien que los artistas Pop se identificaron con el fenómeno. Si los expresionistas abstractos llegaron a tener tan desastrosos problemas en la práctica del doble registro desde la Danza de los Bohemios, a la Consumación, si Pollock, Newman, Rothko (en realidad todo el grupo) tuvieron siempre pendientes sobre ellos sus propios ideales bohemios y antiburgueses como el más vengativo y acechante super-yo de la historia de la psicología, los artistas Pop, en cambio, practicaron el doble registro con la inquietud moral que pueda sufrir una cinta magnetofónica grabada en sus dos bandas. Hicieron su aparición en escena dotados de una más alta síntesis de conducta personal: precipitarse en los lujos del gran mundo, le monde, y hozar en ellos con absoluto abandono era simplemente parte de la nueva bohemia. Sin más."



Tom Wolfe. La palabra pintada.


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